La tecnología permite a cada industria crear nuevas formas de conectar con su mercado. ¿Cómo sucede esto en la industria de la vivienda?
Antes, para enseñar una vivienda, dependíamos de fotografías del tamaño de un reloj de pulsera impresas en un periódico de baja resolución. Esto, si es que se había pagado extra para incluir las imágenes. De lo contrario, debíamos guiarnos por puros datos: tamaño, precio, zona y amenidades. Si esto atrapaba nuestra atención, debíamos ir físicamente a la propiedad para conocer por primera vez cómo lucía el lugar.
Hoy, sin importar en dónde estemos, podemos replicar la sensación de estar dentro de una sala, cocina o habitación con solo tomar nuestros smartphones. El internet permitió acelerar la comunicación audiovisual e incorporar tecnologías y herramientas para optimizar la experiencia con los nuevos usuarios potenciales.
Las cámaras 360 comenzaron a estar disponibles para el consumidor general durante la última década, y con esta nueva accesibilidad, llegó una serie de aplicaciones donde la imaginación fue el límite. Al contar con giroscopios, acelerómetros y diversos lentes especializados, nuestros teléfonos inteligentes nos permiten girarlos, moverlos e inclinarlos para observar cada detalle de una propiedad en la que estemos interesados. La industria pronto adoptó esta tecnología para conectar con compradores o inquilinos potenciales y los resultados han sido muy positivos.
Dependerá de los brokers y compañías inmobiliarias diferenciarse del resto al hacer usos creativos de esta y otras tecnologías que se desarrollen durante los próximos años. Entra la realidad virtual y la realidad aumentada, que a diferencia de un simple video o fotografía 360, permite al usuario enaltecer la realidad “real”, con experiencias mucho más inmersivas que una simple fotografía.
Seguimos en espera de ver qué nuevas ideas surgen de las marcas y qué nuevas herramientas surgen para lograrlas.