Una gran forma de añadirle a tus habitaciones una decoración extra y hacer que se sienta más llena y cálida es hacer uso de alfombras. Dan personalidad, ayudan a separar áreas dentro de casa y añaden color o textura a cualquier lugar. Sin embargo, no cualquier alfombra logrará unificar tu habitación o espacio como lo deseas, es necesario tomar en cuenta lo siguiente para hacer la mejor elección sin precipitarnos:

Hay que valorar las distintas circunstancias de cada casa. ¿Hay niños o mascotas? ¿Es un área por donde pasas regularmente? En ese caso se puede utilizar una alfombra con materiales resistentes y de preferencia en todos obscuros y con algún estampado para esconder mejor cualquier suciedad que pueda impregnarse en la alfombra. Para las áreas menos pisadas siempre puede optarse por tejidos más delicados y colores más claros.

Un buen truco es procurar escoger la alfombra antes que cualquier complemento decorativo. Si la habitación ya está amueblada procura que sea del mismo estilo que el resto de textiles para que haya coherencia.

Aunque te topes con una alfombra hermosa, si no es del tamaño adecuado para tu espacio no lucirá como se debe. Una alfombra demasiado pequeña hará que la habitación se vea desproporcionada, mientras que una muy grande puede lograr que todo a su alrededor se vea pequeño o se pierda. Mide bien el espacio y apunta por algo mediano.

Si no te convence una alfombra con mucho estampado, puedes superponer dos de colores sólidos o estampados sutiles y obtener un efecto que le dará textura y un look interesante a tu piso.

Y finalmente, ¡No te olvides de arriesgarte! Atrévete a probar opciones distintas como las alfombras redondas o tejidos y texturas más arriesgadas. Ese es el pequeño detalle que marcará la diferencia y le dará un toque muy pintoresco a tu habitación.

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