Cada año, el maratón Guadalupe-Reyes finaliza el 6 de enero con la rosca de reyes. Una tradición que se ha transformado con el paso del tiempo pero que sigue reuniendo a miles de familias mexicanas cada año. Hoy te queremos contar un poco más a detalle los orígenes y características de esta tradición. ¡Sigue leyendo!

Cuenta la leyenda, que los Tres Reyes Magos del Oriente, montados en un camello, un caballo y un elefante, siguieron a una estrella brillante para ir a adorar al Niño Jesús. Ellos provenían de diversas partes del mundo. Cada uno cargaba con obsequios para el recién nacido como oro por ser rey, mirra por ser hombre e incienso por ser Dios. Simbólicamente, los reyes magos representan a las primeras personas convertidas al cristianismo.

Ahora bien, según la tradición mexicana, son los reyes magos quienes traen regalos a los niños. La costumbre consiste en que los pequeños escriban una carta a Melchor, Gaspar y Baltazar con los juguetes que quieren recibir. En la víspera del 6 de enero, los niños dejan junto a la ventana sus zapatos con un poquito de paja para que los animales donde vienen los reyes magos puedan comer. 

Lamentablemente, esta tradición cada vez pierde más fuerza en el México contemporáneo, debido a las tradiciones anglosajonas. Los regalos usualmente se dan en Nochebuena y no durante el 6 de enero. Además, los tradicionales juguetes de madera han quedado en el olvido debido al auge de la tecnología. 

La buena noticia es que a pesar de la globalización, hay tradiciones que simplemente son atemporales, como es el caso de los juguetes mexicanos tradicionales. Por ejemplo, en el estado de Guanajuato, los artesanos siempre producen verdaderas obras de arte. Es por eso que es muy importante enseñar a los niños a valorar los juguetes que con tanto trabajo, cariño y esfuerzo realizan nuestros artesanos. 

Por otro lado, la rosca de reyes es una tradición que se rehúsa a desaparecer. Invitar a nuestros amigos y familiares a partir la rosca sigue siendo parte de la cultura mexicana. La anticipación y emoción por ver quién se lleva el monito (representaciones plásticas del Niño Jesús) e invita los tamales y el atole el día 2 de febrero, Día de la Candelaria, no tiene comparación. Sin duda, una tradición que prevalecerá por muchos años más. 

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